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Los tres Torino de la “Misión Argentina” volverán a andar por Europa


A 55 años de la llamada “Misión Argentina”, los tres Torino 380W que corrieron las “84 Horas de Nürburbring” de 1969 volverán a Alemania para girar en el famoso circuito del Nordschleife. Así lo anunciaron días atrás en Mar del Plata un grupo de pilotos que participaron de la famosa “Hazaña de Nürburgring”, donde los autos argentinos dominaron gran parte de la carrera, a pesar de terminar en el cuarto puesto de la clasificación final.

De esta manera, los tres autos originales participarán de este evento que se realizará en agosto y que contará con la presencia en el mítico autódromo de tres pilotos que integraron la Misión: el azuleño Oscar “Cacho” Franco, junto a su colegas Oscar “Cacho” Fangio y Néstor “Nene” García Veiga. Estos tres pilotos volverán a girar con los tres Torino de la Misión Argentina, como sucedió hace 55 años, cuando un país fierrero se alineó detrás de diez pilotos, junto a los mecánicos, Oreste Berta y Juan Manuel Fangio, quienes llevaron a lo más alto a la incipiente industria automotriz argentina.

En la actualidad, los tres históricos autos de la marca del “Toro” tienen diferentes dueños.

El Torino Número 1 pertenece al coleccionista Daniel Van Lierde. El Número 2 está en poder de Mario Suárez y el Número 3, la única unidad que completó la carrera, con “Cacho” Franco al volante, se encuentra en el Museo Fangio de Balcarce.

Por otra parte, en este escenario, conocido como el Infierno Verde, como se la conoce al mítico circuito alemán, también estará el Mercedes-Benz 300 SL 1958, que fuera el auto particular del quíntuple campeón de la Fórmula Azul, el “Chueco” Fangio, responsable original de la “Misión Argentina” junto al preparador santafesino, Oreste Berta.

Cabe destacar que este vehículo pertenece a la “The Rey Collection”, de una familia argentina en Estados Unidos, que decidió participar de este evento en el cual habrá varias sorpresas más que los organizadores prometen ir revelando.

El anuncio se formalizó dentro del homenaje rendido por la Municipalidad de Mar del Plata y la filial local del Club Mercedes-Benz Argentina, al 75° aniversario de la carrera del circuito callejero “Torreón del Monje”, que le permitió a Fangio, con su victoria, destacarse e iniciar en 1950 su carrera en la F1, donde lograría los títulos mundiales de 1951, 1954, 1955, 1956 y 1957, los subcampeonatos de 1950 y 1953, y ser ganador de las 12 Horas de Sebring en 1956 y 1957.

El recuerdo de la histórica carrera en Nürburgring

Entre la noche del martes 19 de agosto de 1969 (ya madrugada del día 20, en Alemania) y el sábado 23, se escribió para muchos la página más gloriosa de la industria e ingeniería automotriz argentina.

Se conformó una selección con lo mejor que tenía la Argentina automovilísticamente hablando: los mejores pilotos, los mejores técnicos, los mejores mecánicos y tres ejemplares de un auto que demostró vanguardia mundial. Y todo liderado por uno de los pilotos de automovilismo más destacados de todos los tiempos. Se trata de Juan Manuel Fangio, quien fue el hacedor de esta epopeya que aún se sigue recordando, sobre todo en un país en el que para muchos no sirve salir segundo.

Los autos argentinos tuvieron un destacada actuación, que sanciones mediante, dejó la marca del “Toro” en el cuarto lugar de la general luego de haber liderado la competencia en pista. De la misma participaron tres Torino. El número 1 fue pilotado por Rubén Luis Di Palma, Oscar “Cacho” Fangio y Carmelo Galbato; el número 2, por Gastón Perkins, Eduardo Rodríguez Canedo y Jorge Cupeiro; y el número 3, el único que finalizó la Maratón de la Ruta, por Eduardo Copello, Oscar Mauricio “Cacho” Franco y Alberto Rodríguez Larreta, más conocido como “Larry”.

En esa época, a fines de los ’70, lo realizado en Alemania se vivió como si la Selección argentina hubiera ganado un Mundial de fútbol ya que la gente estaba más atenta que lo habitual a los informes del deporte motor.

El equipo nacional se preparó dos semanas antes con pruebas y simulacros para que autos y pilotos se pudieran adaptar a la pista. En esos días previos hubo dos accidentes. En el primero, Eduardo Rodríguez Canedo destruyó el auto con trompa de color rojo. Se tuvo que recurrir al muleto, un auto de calle que el año anterior habían llevado Fangio y Berta para recorrer las rutas del Rally de Montecarlo para evaluar el Torino en esa competencia. El auto había quedado en Europa y estaba en Alemania para ser usado como auto de reconocimiento.

El segundo accidente fue de Oreste Berta mientras probaba los frenos. Pese a esto, el mismo obligó a los mecánicos a construir un vehículo utilizando partes de los dos accidentados. Llegaron justo a tiempo tras tres días de labor que fue admirada por todos los rivales. Es por eso que ese Torino se lo denominó “La Banana”, el auto número 1.

Paso a paso de la maratón

Galbato, Cupeiro y “Larry” fueron los encargados de estar presente en la largada. Debido a su extensión, cada vuelta demandaba entre 13 y 14 minutos, dependiendo de si era de día o la noche, y de la lluvia. Los turnos eran de una hora y media por piloto, con lo que cada uno daba unas cinco vueltas. A las tres horas de carrera y con el segundo piloto en cada Torino, los autos número 2 y 3 estaban primero y segundo en la general.

Cuando la carrera se acercaba al primer mediodía, con 8 horas y media ya desandadas, el Torino número 2 de Jorge Cupeiro sufrió un despiste a causa de la lluvia. El reglamento no permitía asistencia externa, por lo que, al quedar encajado, debió a abandonar la prueba tras 41 vueltas. Al cumplirse el primer día de carrera, los Torino que seguían en competencia estaban primero y tercero.

Luego, la siguiente vueltas el equipo nacional contó con altibajos y con otro Torino fuera de carrera. El número 1 de Di Palma perdió completamente las luces en plena madrugada, despistándose en medio de la lluvia. Se rompió el carter con una piedra y perdió todo el aceite, provocando el abandono.

Solo quedaba el auto que tenía como a uno de los pilotos al azuleño “Cacho” Franco, quien había recibido la orden de que cuidara el auto y así lograr terminar la prueba. El auto N° 3 se mantuvo hasta las 64 horas en la punta, aun con la consigna de no forzar el ritmo. Precisamente, con Franco al volante se produjo la rotura del escape que ya los había retrasado al segundo lugar. La reparación demandó seis vueltas y dos paradas para terminar el trabajo y dejar el auto en condiciones. Recordemos que el reglamento prohibía un sonido superior a los 83 decibeles, por lo que no era posible seguir sin terminar el reemplazo del silenciador. Y para ello, los argentinos utilizaron de todo y sobre todo de mucha artimaña. Pese a esto, el auto argentino cayó al sexto puesto, que pronto fue quinto por el abandono de uno de los autos líderes.

El trabajo de los tres pilotos argentinos fue heroico ya que el Torino descontaba terreno permanentemente, pero estaba a 12 vueltas del puntero, un Mazda. El ritmo sostenido y conservador no fue impedimento para que Franco, “Larry” y Copello descontaran casi una vuelta por hora, a pesar de las señas de Fangio para que aflojaran.

Sobre el final, los pilotos conducían cuatro horas cada uno. El Mazda empezó a tener problemas y se comenzó a retrasar. En la mañana del último día, “Larry” lo superó y quedó cuarto a dos vueltas del tercero. Sin embargo, a las 9 de la mañana, los Comisarios Deportivos le comunicaron a Fangio que el Torino se tenía que detener nuevamente por excesivo sonido del escape. Tenían hasta las 11:30 de la mañana para hacer la reparación. La carrera terminaba a las 13. La hazaña de lograr el podio quedaba reducida a un problema de alguno de los tres primeros.

Oscar Mauricio Franco reparó el escape y regresó a la pista para intentar el ataque final. Terminó en la vuelta del tercero pero no pudo superarlo. En el cómputo final, el Torino dio 334 vueltas, dos más que el auto ganador, un Lancia Fulvia HF. Terminó cuarto por las penalizaciones, pero dio dos vueltas más que todos en cuatro días y medio de carrera. Fue una hazaña que perduró en el tiempo, y realzó la valía del Torino y del equipo encabezado por Fangio y Berta.

Previo a esta carrera, la cuna de esa epopeya comenzó en Córdoba, lugar en donde se fabricaba el Torino y en donde fue preparado para la competencia. Si bien Fangio era la cabeza visible del equipo, quien vivió esas 84 horas como nadie fue Oreste Berta, quien en su libro Motores, Autos y Sueños, le dedicó varias páginas, recordando las charlas con Fangio y el día a día del equipo argentino en Alemania, donde para muchos fue su primera vez en el Viejo Continente.

Tiempo después, entre el 15 y el 18 de agosto de 2019, en esta provincia, se celebró el 50° aniversario de la participación de la Misión Argentina en la Maratón de la Ruta de 1969. La sede fue La Fortaleza de Oreste Berta, uno de los grandes protagonistas de esta historia, donde se albergó a más de 470 Torino de toda la Argentina. Desde allí, en una gran caravana, recorrieron una de las principales avenidas de Alta Gracia, donde cientos de personas esperaban para deleitarse con los vehículos de la industria nacional.

Ahora, luego de 55 años, los tres Torino regresarán a Nürburgring. Y aunque se trate solo de una muestra simbólica, se trata de un acto de enorme peso que recuerda a una época gloriosa de la industria y del automovilismo nacional.

Fuente: El Tiempo

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