Fue el 31 de marzo de 1963 en la Vuelta de Necochea, un triángulo de 368,700 Km. que unía la mejor playa argentina, con Energía, Tres Arroyos, Gonzáles Chaves, Benito Juárez, Nicanor Olivera (La Dulce) y Necochea, que debía recorrerse en dos oportunidades para completar 737,400 kilómetros. El tramo entre Juárez y La Dulce era de una sola mano. Los “Gringos” Emiliozzi fueron los ganadores con su cupé Ford con el motor V8 59 AB, a un promedio de 203,526 km/h. Segundo fue el “Gaucho de Areco” Santiago Luján Saigós (Ford) y tercero Juan Manuel Bordeu (Chevrolet).
En aquella época, el trazado del sur bonaerense constituía el “Banco de Pruebas” para las máquinas del Turismo Carretera, y enlos tramos iniciales se medía la velocidad de los bólidos teceistas. En el tendido de 56 kilómetros que unía Necochea con Energía a los aviones se les complicaba sobrevolar a los lideres, porque la velocidad de los TC era muy alta.
Las aeronaves de las distintas organiza ciones radiales debían cortar camino para ubicar a los punteros y eso se producía en la ruta nacional 3, entre las ciudades de Tres Arroyos y Gonzáles Cháves.
Quien tenía referencias era el querido gordo “Tino” D’ Annunzio acompañado por el grupo de Deportes de Radio Necochea que regenteaba Alberto Corrales. Ellos conocían el paño y le encontraron la vuelta al veloz circuito, ubicando un puesto en cada ciudad o paraje, Energía, El Carretero, Tres Arroyos, Cháves (ruta 3), La Rueda (Juárez), Cruce de la Dulce y el puesto central sobre la ruta 228 en Necochea, alrededor de siete móviles brindaban los pasos de los autos. El día sábado LU 13 tenía montada una transmisión especial con todo lo que ocurría en la verificación técnica y luego en la particular Noche de Gala.
En la zona de largada, había varios acoplados cubiertos con toldos que conformaban las cabinas de las emisoras radiales, que transmitían la carrera, instaladas sobre la ruta 228, a quinientos metros del ingreso a Necochea por avenida 59, con notables periodistas de aquella época, como Andrés Rouco e Isidro González Longhi (avión de Carburando), Eduardo Emilio D´Agostino, Radio Mitre, “Tito” Rebagliatti, “Cholo” Calabrese, Eduardo Perez Trigás, entre otros.
Esta IV edición tenía como valor agregado la Copa de Oro instituida por el empresario Armando H. Bassino, para el piloto que superara los 200 kms de promedio.
Una competencia que fue sumamente veloz desde la partida, donde los Emiliozzi volaban, estableciendo 206,618 en la primera vuelta.
Un logro superlativo entre los tantos que cosecharon los ídolos de Olavarría a lo largo de su prolífica trayectoria en el Turismo de Carretera, que se une a sus 42 conquistas, sus cuatro campeonatos consecutivos (1962/63/64/65) y su victoria en la “Dos Océanos”, entre otras épicas batallas con Juan y Oscar Gálvez, Marcos Ciani, Juan Manuel Bordeu, Carlos Pairetti, Armando J. Ríos, Carlos Menditeguy; Rodolfo de Alzaga, Angel Rosel Meunier, Jorge Cupeiro (con el Chevytu de José Froilán González), por citar algunos de los grandes ases de aquella época.
Los olavarrienses, recorrieron los 737 kms. de la cita necochense, en 3hs. 43 m. 18 segundos, aventajaban por 3m. 25 segundos a los hermanos Santiago y Jorge Saigós de San Antonio de Areco, y por 5m. 38 segundos a “Maneco” Bordeu con la coloradita de Balcarce que preparaba “Toto” Fangio y un destacado equipo.
Destacada entrega de José “Pepe” Morán, el hombre de Rufino clasificado en cuarto lugar, motociclista, piloto y preparador con el Chevrolet 39 amarillo y blanco, y completando el quinteto de punta, llegó Carmelo Galbato.
Luego arribaron a Necochea, “Manolo” Mantinian, Carlos Pairetti, el “crédito” de Tres Arroyos Juan Ibarrondo y Félix Natalio Mabellini, el transportista de Coronel Belisle y Cipolletti, quien había debutado en el Gran Premio del año anterior.
En premios se habían destinado para esta nueva edición de la Vuelta de Necochea, 721 mil pesos.
Luis Orlando Sánchez
vertigomotorsport.com