Algunas categorías del interior han transitado un ejercicio con dificultades y complicaciones, máxime aquellas divisionales que tienen gran parte de su actividad en reductos de tierra compactada, donde vieron la luz, se formaron y se fueron desarrollando con el correr del tiempo.

Pilotos, directivos y la gente que vivió esos momentos, recuerdan con nostalgia y pasión los días de gloria que transitaron las esforzadas y legendarias categorías del folklórico zonal. Fueron épocas de seducción, espacios románticos y apasionantes de los deportes mecánicos regionales, pero hoy ha cambiado la sintonía, las categorías y los espectáculos. Desde el valor, presupuestos, y preparación de un auto, hasta la realización y concreción de los escenarios es excesivamente alto y sumamente oneroso el costo, donde todo sale del bolsillo de los actores y del ingreso de la gente, para que los clubes y entidades puedan costear sus eventos.
Muchos desconocen lo que hoy cuesta alistar y acondicionar una pista de dos mil metros, la fuerte erogación en máquinas, el valor del combustible que debe utilizarse, la logística a emplear, y siempre que el clima hostil no juegue sus cartas y descargue alguna lluvia que implica establecer otra inversión. Asimismo, en aquellos días con temperaturas altas, es imposible y peligroso correr por seguridad, un tema recurrente, donde hoy se pone especial énfasis.
Todas estas cuestiones han movido a que las categorías busquen respuestas accesibles, potables y más seguras.
Los trazados con pistas asfaltadas y buenas instalaciones, resultan inexorablemente la alternativa lógica y viable por razones obvias y consistentes, no hay mucho que pensar, solo con un toque de criterio y sensatez, los eventos resultarán ágiles, seguros y con inversiones más acordes, para el sostenimiento de la actividad zonal.

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