AUTOMOVILISMO. En la década del ‘90 la peña compró un Ford para escribir la historia
Pasó de un Gordini a ganar
una clasificación de TC
Mateo Amanzi corría en los zonales con un Renault Gordini. De ahí pegó el salto al Turismo Carretera. El de Olavarría ganó una clasificación.
Seguramente cuando Mateo Amanzi arrancó a competir en los zonales nunca imaginó llegar al Turismo Carretera. Quien competía con un Renault Gordini, en el Promocional 850, tenía como meta salir campeón en dicha categoría. Lamentablemente los rivales, que corrían en Fiat 600, le quitaron esa posibilidad en cuatro oportunidades.
Como dirigente de la A.P.P del centro con un grupo de amigos coloco a la categoría como referente para el paso previo a el Turismo de Carretera
Más tarde lo que ni siquiera era un sueño se le hacía realidad. Entrar al mundo del TC. Su historia quedó plasmada en el sitio de Carburando.
Su llegada al Turismo Carretera. “En 1979 debuto en la Promocional del Centro con un Renault Gordini hasta que surge en el grupo la idea de pegar el salto al Turismo Carretera. Fue en 1987 y lo hago con el Torino de Rangone. Ese vehículo lo compramos entre seis amigos. Corro dos carreras y fue mi primera experiencia. En ese momento pasé de conducir un auto de 60 HP a 300. Lo hice en el autódromo de Buenos Aires, que no lo conocía, previo a la prueba de suficiencia que tuve que dar”.
La Rifa y el primer Ford. “Cuando decidimos volver al TC (1992) hicimos una rifa que costaba $1000, en ese momento eran mil dólares, cuyo primer premio era de $10.000. En un mes vendimos los todos los números que habíamos hecho. Con ese dinero compramos un Falcon standard y se lo llevamos a Gustavo Donadio para que lo armara. Mientras se hacía, acá en Olavarría, buscamos un galpón y armamos un taller. El motor se lo alquilamos al Pincho Castellano. Lo hicimos debutar en Punta Indio donde terminé en el puesto once. Era una época del TC muy fuerte con grandes nombres”.
Cena Show y Cemento para vender. “Era increíble en esos tiempos como salíamos a juntar el dinero para poder correr. Una vez hicimos una cena show donde vendimos 1000 tarjetas, cada una era para dos personas, y el valor de la misma era de $300. Rifamos 4 autos 0Km. La plata que se ganaba era destinada al auto. Después teníamos la propaganda de Loma Negra que nos daba órdenes de compra de cemento. Una vez que las teníamos, esas órdenes, se las vendíamos a los corralones y juntábamos la guita”.
La relación con Di Meglio. “Una vez decidimos poner como responsable del auto a Rodolfo Di Meglio. Ahí pegamos un salto muy grande. Con Rodolfo nos entendíamos muy bien. Yo de mecánica no entendía nada pero le manifestaba lo que hacía el auto y él sabía interpretarme. Rodolfo se comportó muy bien con nosotros”.
El día que lo midieron conductivamente. “La Peña siempre quería estar arriba y conseguir buenos resultados. Como no lográbamos estar mejor, y los nervios aumentaban, estaban los que decían que el problema era del auto y los que manifestaban que el problema era el piloto. Un día lo llamaron a Tito Bessone para que lo pruebe. Fuimos a Buenos Aires y primero di un par de vueltas. Luego le tocó el turno a Bessone, yo subí de acompañante, y giró bastante. Al final me bajó apenas dos décimas”.
Motores del Chueco y la clasificación ganada. “Por una cuestión presupuestaria dejamos al Pincho y agarramos un motor preparado por el Chueco Romero y Raúl Duran. Con ese motor ganamos la clasificación en Campo de Mayo. Ese sábado fue increíble y el auto funcionaba muy bien. Antes de salir a clasificar les había dicho a los chicos que me iba a meter dentro de los tres primeros. Fue fantástico”.
Las Dos Horas del TC. “La edición que ganan Fabián Acuña y Guillermo Ortelli yo la corro con Osvaldo Lynn. Nosotros pusimos el auto y él puso el motor. Ese fin de semana todo andaba fantástico. Clasificamos 15 y en las primeras vueltas Osvaldo pinchó una goma. Entró a boxes y perdimos la vuelta. Cuando me toca a mí el auto seguía funcionando perfecto y estábamos 25. A partir de ahí fui remontando, recupero la vuelta, y terminamos sexto. Creo que de no haber tenido ese inconveniente estábamos para más”.
Llegar al lado del ídolo. “Toda la vida fui hincha de Juan María Traverso. Era mi ídolo. Una vez, en una carrera de Buenos Aires, estuve peleando adelante y me acerco al Flaco y a Guillermo Del Barrio. En la segunda vuelta lo paso a Guillermo y me queda Traverso para el mano a mano. No lo podía creer. El sueño me duro poco. En el momento de arrimarme se pasa, me choca, Alejandro Spinella y se me rompió el auto”.
El joven mecánico. “Un día se armó el despelote en la peña y sacamos a todos los mecánicos. Nos quedamos sin nadie y teníamos que ir a Río Cuarto. En esos días junté cuatro chicos jóvenes, menos de 20 años, y los llevamos. Entre ellos había uno que tenía 14 años y tuvimos que hacer una autorización por parte de los padres”.
Más presión que disfrute. “Cuando me pongo a pensar mi paso por el TC tengo que decir que lo disfrute pero la presión fue mayor. Había pilotos que llamaban a la Peña para correr el auto, la gente quería resultados y eso no te dejaba tranquilo”.
El Final. “Se fue terminando el presupuesto, las discusiones ya eran más grandes y decidieron vender el Ford. Se lo vendieron a Ariel Robbiani. Me bajé”.
Mateo Amanzi corría en los zonales con un Renault Gordini. De ahí pegó el salto al Turismo Carretera. El
de Olavarría ganó una clasificación.
Seguramente cuando Mateo Amanzi arrancó a competir en los zonales nunca imaginó llegar al Turismo Carretera. Quien competía con un Renault Gordini, en el Promocional 850, tenía como meta salir campeón en dicha categoría. Lamentablemente los rivales, que corrían en Fiat 600, le quitaron esa posibilidad en cuatro oportunidades.
Más tarde lo que ni siquiera era un sueño se le hacía realidad. Entrar al mundo del TC. Su historia quedó plasmada en el sitio de Carburando.
Su llegada al Turismo Carretera. “En 1979 debuto en la Promocional del Centro con un Renault Gordini hasta que surge en el grupo la idea de pegar el salto al Turismo Carretera. Fue en 1987 y lo hago con el Torino de Rangone. Ese vehículo lo compramos entre seis amigos. Corro dos carreras y fue mi primera experiencia. En ese momento pasé de conducir un auto de 60 HP a 300. Lo hice en el autódromo de Buenos Aires, que no lo conocía, previo a la prueba de suficiencia que tuve que dar”.
La Rifa y el primer Ford. “Cuando decidimos volver al TC (1992) hicimos una rifa que costaba $1000, en ese momento eran mil dólares, cuyo primer premio era de $10.000. En un mes vendimos los todos los números que habíamos hecho. Con ese dinero compramos un Falcon standard y se lo llevamos a Gustavo Donadio para que lo armara. Mientras se hacía, acá en Olavarría, buscamos un galpón y armamos un taller. El motor se lo alquilamos al Pincho Castellano. Lo hicimos debutar en Punta Indio donde terminé en el puesto once. Era una época del TC muy fuerte con grandes nombres”.
Cena Show y Cemento para vender. “Era increíble en esos tiempos como salíamos a juntar el dinero para poder correr. Una vez hicimos una cena show donde vendimos 1000 tarjetas, cada una era para dos personas, y el valor de la misma era de $300. Rifamos 4 autos 0Km. La plata que se ganaba era destinada al auto. Después teníamos la propaganda de Loma Negra que nos daba órdenes de compra de cemento. Una vez que las teníamos, esas órdenes, se las vendíamos a los corralones y juntábamos la guita”.
La relación con Di Meglio. “Una vez decidimos poner como responsable del auto a Rodolfo Di Meglio. Ahí pegamos un salto muy grande. Con Rodolfo nos entendíamos muy bien. Yo de mecánica no entendía nada pero le manifestaba lo que hacía el auto y él sabía interpretarme. Rodolfo se comportó muy bien con nosotros”.
El día que lo midieron conductivamente. “La Peña siempre quería estar arriba y conseguir buenos resultados. Como no lográbamos estar mejor, y los nervios aumentaban, estaban los que decían que el problema era del auto y los que manifestaban que el problema era el piloto. Un día lo llamaron a Tito Bessone para que lo pruebe. Fuimos a Buenos Aires y primero di un par de vueltas. Luego le tocó el turno a Bessone, yo subí de acompañante, y giró bastante. Al final me bajó apenas dos décimas”.
Motores del Chueco y la clasificación ganada. “Por una cuestión presupuestaria dejamos al Pincho y agarramos un motor preparado por el Chueco Romero y Raúl Duran. Con ese motor ganamos la clasificación en Campo de Mayo. Ese sábado fue increíble y el auto funcionaba muy bien. Antes de salir a clasificar les había dicho a los chicos que me iba a meter dentro de los tres primeros. Fue fantástico”.
Las Dos Horas del TC. “La edición que ganan Fabián Acuña y Guillermo Ortelli yo la corro con Osvaldo Lynn. Nosotros pusimos el auto y él puso el motor. Ese fin de semana todo andaba fantástico. Clasificamos 15 y en las primeras vueltas Osvaldo pinchó una goma. Entró a boxes y perdimos la vuelta. Cuando me toca a mí el auto seguía funcionando perfecto y estábamos 25. A partir de ahí fui remontando, recupero la vuelta, y terminamos sexto. Creo que de no haber tenido ese inconveniente estábamos para más”.
Llegar al lado del ídolo. “Toda la vida fui hincha de Juan María Traverso. Era mi ídolo. Una vez, en una carrera de Buenos Aires, estuve peleando adelante y me acerco al Flaco y a Guillermo Del Barrio. En la segunda vuelta lo paso a Guillermo y me queda Traverso para el mano a mano. No lo podía creer. El sueño me duro poco. En el momento de arrimarme se pasa, me choca, Alejandro Spinella y se me rompió el auto”.
El joven mecánico. “Un día se armó el despelote en la peña y sacamos a todos los mecánicos. Nos quedamos sin nadie y teníamos que ir a Río Cuarto. En esos días junté cuatro chicos jóvenes, menos de 20 años, y los llevamos. Entre ellos había uno que tenía 14 años y tuvimos que hacer una autorización por parte de los padres”.
Más presión que disfrute. “Cuando me pongo a pensar mi paso por el TC tengo que decir que lo disfrute pero la presión fue mayor. Había pilotos que llamaban a la Peña para correr el auto, la gente quería resultados y eso no te dejaba tranquilo”.
El Final. “Se fue terminando el presupuesto, las discusiones ya eran más grandes y decidieron vender el Ford. Se lo vendieron a Ariel Robbiani. Me bajé”.
fuente :el popular
fotos miguelangel